#LosPeligrosDeLaRed

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Blogs, perfiles de redes sociales o aplicaciones esconden experiencias y trucos muy peligrosos, a la vez que trasladan imágenes desligadas de la realidad sobre los prototipos de belleza. 

La adicción y los impactos negativos de las redes sociales en las personas, es el resultado de las estrategias diseñadas para manipular emociones y comportamientos. Cuantas más horas pasemos conectadas a nuestras redes sociales, más información detallada sobre hábitos, gustos y características de consumo acabamos exponiendo, siendo las notificaciones una de las herramientas más eficaces para atraer a todas las personas que están fuera, pero también para mantener a las personas que ya están conectadas. 

Este sistema de recompensa inmediata, como son los “me gusta” o los comentarios positivos, se han convertido en un método para manipular las emociones a través de la dopamina, siendo capaces estos sistemas de estimular la circulación de la dopamina. 

En un mundo virtual donde el éxito se cuenta en “me gusta”, el ‘honrarás a tu físico sobre todas las cosas’ es uno de los mandamientos establecidos. 

Ni las redes sociales con su ‘boom’ de filtros y retoques, ni Internet, son los culpables de crear un rechazo sobre la imagen, pero sí obedecen al aumento de la presión sociocultural sobre nuestros cuerpos. 

Por todo ello, las redes sociales están directamente ligadas con el aumento de casos de depresión y ansiedad, especialmente entre niños y niñas y adolescentes. Siendo la sobreexposición on-line hacia imágenes desligadas de la realidad, uno de los factores de aparición de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), como del aumento del suicidio entre las personas más jóvenes. 

En cuanto al suicidio, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Instituto Nacional de Estadística (INE), es la tercera causa de muerte para los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 29 años. Cerca de 800.000 personas se quitan la vida cada año. Expertos aseguran que las redes sociales deben ser herramientas de ayuda, y no escenarios en los que el tema se agrave. 

La magnitud del fenómeno es tal que desde 2014, la OMS reconoce que se trata de un grave problema de salud pública que “requiere de una estrategia de prevención multisectorial en todos los países”. Para algunas organizaciones, el impacto de las redes sociales en el fenómeno es desproporcionado.

En cuanto a los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), han sido agravados por el aumento de la presión sociocultural sobre nuestros cuerpos, entre otros factores.

Por otro lado, dentro del colectivo juvenil hacia los que las redes sociales pueden implicar cierto peligro, se encuentras las personas jóvenes con algún tipo de discapacidad.

Si bien es cierto que las redes sociales en general han ayudado a estos y estas jóvenes a aumentar sus círculos sociales y a mejorar sus habilidades comunicativas (aunque en un entorno digitalizado), también están generando contextos peligrosos para ellos y ellas, derivados de la transgresión de los fines para los que las redes sociales fueron diseñadas. 

Entre los principales riesgos se encuentran el ciberbullying, publicaciones no autorizadas y problemas de adicción, entre otros.

En lo relacionado al ciberbullying, así como ocurre con su semejante presencial, el bullying, las personas con discapacidad suponen un objetivo entre los acosadores. Es decir, en este sentido, las redes sociales suponen un peligro indirecto hacia este colectivo, viéndose vulnerados sus derechos.

 En relación a esto, se producen en muchas ocasiones publicaciones no autorizadas, aprovechadas por parte de los acosadores como medio para intimidar a sus víctimas. Una vez más, la juventud con discapacidad en muchas ocasiones se ve a sí misma en una escala inferior, lo que alenta a que se hagan más publicaciones, entrando en una espiral de abuso de sus derechos como personas.

Por último, en cuanto a las adicciones, al igual que ocurre con otros medios digitales, la juventud con discapacidad conforman un colectivo con mayor posibilidades de adicción a las redes sociales, puesto que en ellas se crea un entorno en el que pueden utilizar la realidad que ellos/as eligen y se relacionan con otras personas que en la vida cotidiana no acostumbran. Es decir, nos encontramos ante un colectivo vulnerable de sufrir los riesgos directos e indirectos, lo que equivale a la necesidad de que toda la sociedad colabore para que todas las personas usuarias de las redes sociales puedan disfrutar de ellas de una forma segura y sana para todos y todas. 

Por todos estos motivos, desde el Consejo de la Juventud de Castilla y León, reivindicamos que es necesario incorporar en todos los ámbitos educativos:

  • Enseñar a cómo crear y gestionar una identidad online sana, concienciando de los que supone su presencia en el mundo digital.
  • Ayudar a manejar toda la información personal que se comparte online, así como a comprender y a respetar los derechos personales y legales. Así como conocer qué es la huella digital y que riesgos conlleva su mal uso.

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