Cerca de dos millones de personas en todo el mundo son víctimas de trata con fines de explotación sexual. Pese a su gravedad, este delito no se ha enfrentado con la contundencia necesaria, tal y como admite la Comisión Europea. España es precisamente uno de los principales países de tránsito y destino de trata vinculada a la explotación sexual. Sin embargo, hasta hace menos de un año no se reconocía legalmente como una forma de violencia machista. La normalización de la prostitución y la deshumanización de quienes la sufren aíslan todavía más a las víctimas y les dificulta escapar.

Cada 23 de septiembre, desde 1999, se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. Su origen se remonta a esta misma fecha, pero 110 años atrás. El 23 de septiembre de 1913, se promulgó en Argentina la primera norma legal en todo el mundo contra la prostitución infantil. En la actualidad, el problema se encuentra lejos de solucionarse. La cifra de menores de edad víctimas de trata con fines de explotación sexual se triplicó en el último año en España, según alerta la Fiscalía General del Estado. Del total de las víctimas, un 97’8% son mujeres.

El Consejo de la Juventud de Castilla y León ha organizado unas jornadas formativas sobre prostitución y trata con fines de explotación sexual en Miranda de Ebro, los días 22, 23 y 24 de septiembre. En ella, jóvenes de la comunidad autónoma han aprendido y compartido ideas, de la mano de expertas en esta materia.

Hemos contado con representación de Betania, un proyecto de Adoratrices Burgos, que trabaja por los derechos de mujeres en situación vulnerable o de exclusión social y en contextos de prostitución, tráfico y trata. Además, nos ha acompañado Emargi, una asociación feminista de Bilbao, defensora de la emancipación de mujeres y niñas. Mónica Alario, investigadora y filósofa experta en violencia sexual y pornografía, participó también en el evento. La escritora y cineasta Mabel Lozano, que ha denunciado a través de su obra la explotación sexual de las mujeres, proyectó en las jornadas su documental ‘El proxeneta’.

Esta experiencia permite dotar a la juventud castellana y leonesa de conocimiento y conciencia, acerca de un problema global que vulnera a diario los derechos humanos. De esta manera, no solo se previene que puedan llegar a ser víctimas, sino que se les involucra como agentes de cambio, para ser voces activas en la denuncia de estos crímenes.