Una amenaza silenciosa para las mujeres rurales

Una amenaza silenciosa para las mujeres rurales

Ilustración de mujeres rurales

En el entorno rural, muchas veces las mujeres son las grandes olvidadas. Su trabajo pasa desapercibido y la masculinización del campo las relega a un segundo plano. Esto explica que dos de cada tres personas que abandonan los pueblos sean mujeres, lo que refleja un sesgo de género notable en la despoblación. Cada 15 de octubre, se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales, con el objetivo de reconocer su aportación y su valor también en el ámbito rural. Una de las principales asignaturas pendientes en torno a esta cuestión es la búsqueda urgente de soluciones para los problemas de salud mental, que padecen muchas de estas mujeres en silencio. Por ese motivo, en la semana de la Salud Mental, este artículo repasa la intersección entre ambas cuestiones.

Castilla y León se posiciona como la Comunidad Autónoma con mayor prevalencia de cuadros depresivos, las cifras alcanzan el 10%, casi cinco puntos por encima de la media nacional (5’4%). Los datos resultan aún más preocupantes, si se tiene en cuenta que, en los últimos años, han empeorado. Esta situación crítica requiere del compromiso de las instituciones, para ofrecer soluciones efectivas a una cuestión que merma la calidad de vida de las personas. Aunque la prevalencia de depresión aumenta de acuerdo a la edad, los cuadros depresivos en jóvenes se encuentran en ascenso.

Al hacer zoom sobre los anteriores datos, se observa también un marcado sesgo de género en lo que se refiere a salud mental. Las mujeres padecen esta enfermedad en mayor medida que los hombres, a gran distancia de ellos. Este aspecto debería obligar a incluir la perspectiva de género en las políticas de salud mental, para garantizar una atención útil y específica. Desde el Consejo de la Juventud de Castilla y León se busca fomentar la generación de espacios saludables, para trabajar la no estigmatización de la salud mental y evitar la discriminación que actualmente sufren las personas que padezcan algún problema de salud mental.

El informe ‘Salud mental en datos’ del Ministerio de Sanidad pone el foco sobre el consumo de psicofármacos y detecta que es muy superior en mujeres. Una de las reivindicaciones de la Red Estatal de Salud Mental es, precisamente, que se preste atención a la sobremedicación a la que se somete a las mujeres. En la actualidad, el consumo de psicofármacos es el principal problema de adicciones en España, el país que más benzodiazepinas consume de todo el mundo. En Castilla y León, su consumo se eleva en torno a un 4% anual.

Otro dato alarmante, en una comunidad víctima de la despoblación y en la que abundan los pueblos de pequeño tamaño, son las elevadas cifras de suicidios registrados en población residente de municipios inferiores a 10.000 habitantes. El suicidio es un problema de salud pública del que, durante mucho tiempo, no se ha querido hablar. Poco a poco, esta cuestión goza de mayor atención, pero aún resulta, en muchos casos, un tabú. Las llamativas cifras registradas en pueblos pequeños deberían suponer una alerta y provocar estudios que expliquen sus causas, para poder ayudar a paliar esta crisis.

Todo lo anterior permite observar las múltiples intersecciones que se entrelazan entre la salud mental y las mujeres rurales de Castilla y León, a las que se le suma la dificultad de no disponer de centros de salud u hospitales próximos ni opciones eficientes de transporte para trasladarse a ellos. Urge prestar atención a esta cuestión, para corregir el desamparo al que se ha condenado a estas mujeres tradicionalmente. Algunas entidades ya trabajan para arrojar algo de luz. Es el caso del proyecto JULIA: “redes que sanan en espacios rurales”, una iniciativa de la Federación Salud Mental Castilla y León.

Tal y como aseguran en su presentación, tiene como objetivos “crear oportunidades para el desarrollo personal y social de las mujeres rurales con problemas de salud mental; así como capacitarlas para el análisis crítico de las desigualdades relacionadas con el género, la discapacidad y la salud mental y fortalecer los recursos de protección y prevención de la exclusión social y la violencia de género favoreciendo la creación de redes de apoyo“.

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